Malditos aquéllos que bajan la guardia y luego preguntan por qué avanzamos
Malditas las veredas inclinadas, los desesperados por bajar
Malditos los pobres de sensatez y sentimientos
Malditas las lágrimas en vano, a la salud de quien no las merece
Malditas tus sombras que opacan mi futuro
Malditas especulaciones disueltas en un simple gesto
Me cago en todos ustedes, y por mí se pueden ir bien a la remil madre que los parió.
M.C.S.
XX-VIII-MMIX
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